Los primeros homínidos de los que se tiene la seguridad de que fueron completamente bípedos son los miembros del género Australopithecus, de los que se han conservado esqueletos muy completos, como Lucy. Este tipo de hominino prosperó en las sabanas arboladas del este de África entre 4 y 2,5 millones de años atrás con notable éxito ecológico, como lo demuestra la radiación que experimentó, con al menos cinco especies diferentes esparcidas desde Etiopía y el Chad hasta Sudáfrica.
Los fósiles aportan gran cantidad de información sobre la estructura física y las actividades de los primeros australopitecinos, pero no así sobre las características físicas externas tales como el color y la textura de la piel o del pelo, o sobre ciertos comportamientos tales como los métodos de obtención de alimentos o los patrones de interacción social. Por esta razón los científicos estudian a los grandes simios actuales —en particular a los africanos— para llegar a una mejor comprensión del aspecto y de la conducta de los primeros, y de cómo se produjo la transición de simio a ser humano,
Su desaparición se ha atribuido a la crisis climática que se inició hace unos 2,8 millones de años y que condujo a una desertificación de la sabana con la consiguiente expansión de los ecosistemas abiertos, esteparios. Como resultado de esta presión evolutiva, algunos Australopithecus se especializaron en la explotación de productos vegetales duros y de escaso valor nutritivo, desarrollando un impresionante aparato masticador, originando al Paranthropus; otros Australopithecus se hicieron paulatinamente más carnívoros, originando a los primeros Homo.
Así, por ejemplo, los australopitecinos probablemente se parecían a los grandes simios en características como la forma del rostro o la cantidad de pelo en el cuerpo. También el tamaño del cerebro era aproximadamente igual, por lo que es probable que tuvieran una capacidad mental similar. Su vida social posiblemente se parecía a la de los chimpancés
Así, por ejemplo, los australopitecinos probablemente se parecían a los grandes simios en características como la forma del rostro o la cantidad de pelo en el cuerpo. También el tamaño del cerebro era aproximadamente igual, por lo que es probable que tuvieran una capacidad mental similar. Su vida social posiblemente se parecía a la de los chimpancés
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